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Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos, esa persona con quien consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella.
Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderás siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y les impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejarán de intentarlo, se rendirán y buscaran a esa otra persona que acabarán encontrando. Pero te aseguro que no pasarás una sola noche sin necesitar otro beso suyo o siquiera discutir una vez más. Todos saben de quién estoy hablando, porque mientras estabas leyendo esto, se ha venido a tu mente, su nombre, a la cabeza.
Te librarás de él o de ella, dejarás de sufrir, conseguirás encontrar la paz (le sustituirás por la calma), pero te aseguro que no pasará un día en que no desees que estuviera ahí para perturbarlo todo. Porque a veces, se desperdicia más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias.


                     Paulo Coelho.